Te comparto mi último artículo recién publicado en Ulises núm.23. Con cariño e ilusión, mi deseo es que te inspire en cualquiera de los procesos que estés transitando. Que te despierte salud, equilibrio, amor. Que te encauce hacia ti, hacia vosotrxs, hacia la paz y la alegría que nos pertenecen por el hecho de estar vivxs.
“Lo energético y difícilmente visible está íntimamente vinculado a la evolución y a la existencia humana. Soy consciente de que esto para algunos es un triunfo y una liberación que se reconozca; para otros, un agujero negro; para otros, parte de filosofía o de historia humana… Me siento pertenecer al colectivo que siente que la espiritualidad se lleva también en el cuerpo, en el corazón, en la mente, en lo cotidiano ¿La manera ahora es congelar, volver inerte? Y el calor, la dulzura, la solidez, la seguridad de un camino recorrido sólido y sensible, ¿dónde queda? ¿Con frío, sobreexplotación, exceso de contaminantes, desalme, los humanos nos podemos autoregenerar?
Continúan habiendo nubarrones densos que nos separan. ¿Se disolverán? ¿Cuándo? Ojalá que después del colapso que estamos viviendo podamos empezar a descolapsar. Mantengo esperanza. Ojalá que sí sea realidad sólida y honrada lo de que «no tenemos que elegir entre clínicas e iglesias; podemos tener ambas. Pero no lo lograremos tratando de defender nuestro propio territorio».
Los pueblos, las etnias y las tribus tanto actuales como las de antaño, sintientes y pertenecientes a la Tierra —pues todos hemos nacido de la misma—, llevan siglos intentando y procurando llegar a acuerdos, cantando, rezando o ritualizando para ser respetadas y liberadas de los opresores, intentando establecer relaciones de beneficio mutuo, incluyente o recíproco o custodiando alimentos, medicinas, conocimientos y saberes. Esto es tesoro, es fortuna y es abundancia para la humanidad actual ¿Y si nos permitimos también descansar en esta ola?”
-extraído del artículo “Manantiales de espera”, en Ulises, revista de viajes interiores, núm. 23